Hermano

una novela o una carta o un cuento largo o lo que sea de José Luis Serrano (elputojacktwist)

lunes, 23 de enero de 2012

Reseña en el blog El amante del volcán

"...me deja muy buen sabor de boca el final (más allá del accidente de la despedida y la excusa para el título de la novela) en ese equilibrio inestable que supone la duda mayúscula, la tristeza de la pérdida, y lo que a lo largo de todo el libro hemos visto que desencadena: una honda obsesión que ha paralizado al protagonista, pero que no lo destruye, sino que (al menos yo lo veo así) lo hace crecer en saber quién es él, y cómo quiere estar en el mundo. Esa felicidad sin causa que salpica la novela, al principio como algo nuevo que descubre en Birmania, pero que poco a poco se va incorporando a su vida, a su manera de ser y de estar, y que es el regalo con el que yo veo que el protagonista se queda. Un amor que no existió, ¿quién sabe? (como decía Mendicutti en la presentación, los amores que no fueron, pero que nos hicieron amar, también son amores), pero que ha hecho crecer al protagonista, haciéndole consciente de ser capaz de amar, pero sobre todo de gozar de la vida en este instante tan corto en el que vivimos. En la frontera de haber vivido una historia de amor inolvidable, que se quedó en ese limbo de la culminación, pero que precisamente por ello da valor a todo lo demás: a la vivencia de por sí, a la riqueza de su fascinación, y sobre todo a esa sensación de ESTAR VIVO que creo que es lo más importante de la novela."

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martes, 17 de enero de 2012

Reseña de Mónica Martín (escritora)

Con la opera prima del putojacktwist llega la sorpresa al panorama literario LTGB. Nos deja un relato fotográfico y vivo de un viaje hacia el interior de una Birmania desconocida por el primer mundo, que terminará convirtiéndose en el sentimiento doloroso e hiriente, aún en la distancia del recuerdo, que es el amor.

Recuerdo muchas veces la tarde de la presentación del libro Hermano, (escrito por José Luis Serrano), para todos elputojacktwist. Yo pensé que aquel era un libro más, una presentación más en la que un autor más o menos nervioso defendería su obra, el derecho a tener una obra, la capacidad que tendría su obra para impresionar a un lector. Yo pensé que aquella tarde hablaríamos asépticamente de la obra y terminé con los ojos llorosos escuchando como María Castrejón leía un párrafo de la opera prima del putojacktwist. (ay tu libro!). No tanto por la voz de María, que también, sino más bien por la poesía que destilaba cada una de las palabras que iban colándose lentamente en mis oídos.

Me acuerdo de un hombre alto y delgado hasta el infinito y miles de mandarinas abiertas debajo de sus pies, de la teoría de las microluchas vertidas en paneles mapamundi en los que se encienden o apagan lucecitas, de la inferencia mediante la cuál una mente matemática es capaz de empezar hablando de cubos de arena y terminar hablando de saunas para olvidar. Esto es, o al menos a mi me lo parece, el grandísimo talento que ha demostrado el autor, puesto que, aunque sea esta su primera obra publicada es con diferencia una de las mejores obras de temática LGTB que he tenido el placer de leer. Y cuando digo placer, lo digo en el sentido más literal y erógeno de la palabra. Me refiero a ese tipo de placer que va naciendo desde el útero y termina por explotarte en los ojos.

Hermano, es una carta y un cuento largo y una historia de amor y una novela y no es lo que sea. Porque lo que sea o pudiera ser, está en tierra de nadie y esta historia de amor está perfectamente acotada en el espacio y en el tiempo. Tiene una trama, en la que sus personajes están construidos a golpe de emoción. Es un viaje hacia una tierra hermosa y desconocida, brutalmente explotada por un primer mundo que la ignora como si fuese una vulgar meretriz. Un lugar donde la belleza de los templos y las calles; las mujeres y los patios; los dulces y la tierra; los cánticos y los turistas que roban en sus fotos los instantes de una sociedad que no puede derrumbarse porque nunca estuvo efectivamente en pie; es toda la riqueza que pueden poseer los niños. Juegan descalzos con su pelota de trapo y mientras tanto Hermano se deja fulminar por el brillo de unas pestañas sucias y un sabor a café aguado y un olor a verde, cuando el verde por supuesto, se ha convertido en un insulto.

Yo no puedo describir lo que es Hermano sin caer en la trampa que te tiende el autor en la apertura; ahora lo hemos dejado claro; de su novela. No puedo hacerlo sin decir que esta no es una novela histérica y demente. Ni desquiciada. Ni ha sido un fracaso conceptual, ni lo ha intentado. Ni ha caído en la trampa de intentar demonizar nada, tan solo esa pequeña fuga de rabia interior que se desata casi al final cuando comprende que el verde seguirá siendo un insulto durante el resto de su vida pero, es algo totalmente comprensible y humano. Ni tiene tendencia hacia nada que no sea otra cosa que caer en el juego, en el dolor que supone este juego, de enamorarse a destiempo de lo que supondrá, tal vez, el baño de realidad más insultante que Hermano tendrá en toda su trayectoria vital.

Este cuento largo o carta de amor o lo que sea te permite posarte a leerlo con la verdadera perspectiva que te dará la vida cuando tú también entiendas que el verde no es un color sino un sentimiento roto. Que Birmania no es un país sino todo lo contrario. Que elputojacktwist no es solo un bloguero, sino un pedazo de escritor de los pies a la cabeza.

miércoles, 11 de enero de 2012

Recopilación de reseñas de Hermano

“os recomiendo esta lectura, en la que nada sobra y todo encaja, especialmente esos monólogos-flashforwards que vienen a romper la tensión, creciente y a un ritmo muy vertiginoso, así como los momentos descriptivos, o las repeticiones de recuerdos que hacen que el lector ahonde más en la sensación de agobio por librarse de una obsesión. Y por supuesto, el pequeño punto fetichista, imprescindible, y que humaniza al protagonista a tantos niveles que parece que nos está contando la novela” (GorkaG)

“Conociendo este último dato, no es de extrañar que el prólogo (no prólogo) de “esta novela (o carta o cuento largo o lo que sea)” comience con un chascarrillo sobre un matemático sueco que se la estaba pegando al señor Nobel con su esposa (esa esposa que el inventor de la dinamita jamás tuvo…). Le siguen una retahíla de nombres entre los que están la reina Victoria, Virginia Woolf y su madre, Helena Blavatsky… En fin, un poco de lío, ¿no? Pues sí, pero precisamente en todo este lío reside la gracia -o al menos parte de ella- de esta original y notable novela (o lo que sea)” (Jaime Díaz, Shangay.com)

“Comence a leer Hermano con cierto temor, con miedo a encontrarme una escena de sexo en la primera página, en el baño del aeropuerto. Pero, para mi sorpresa, me encuentro con un libro totalmente diferente al imaginado. Hermano es un libro escrito con delicadeza, que habla del amor con letras mayúsculas, que explora ese sentimiento entre el turista y el nativo que es superior al amor y el deseo. Ambos sentimientos están ahí, entre los protagonistas, pero también están la amistad, la complicidad, y las necesidades de los personajes; el turista necesita un guía, un protector y el nativo necesita un benefactor, una fuente de ingresos. Y todo esto junto puede ser un coctel tremendo. Con todo esto se puede construir una novela obvia, ramplona, llena de lugares comunes o se puede escribir una novela bella, llena de detalles, una novela sensible, digna de esas películas clásicas donde la actriz de Hollywood vivía aventuras en tierras africanas. Hermano es como estas películas, mejor que estas peliculas. Hay un par de pasajes en esta novela realmente increíbles. Uno lo protagoniza un recepcionista de un hotel que intenta hacer lo que el turista espera de él, y se queda con las ganas. El otro lo protagoniza una gota de sudor a lo largo del cuerpo de un nativo; la escena más sexual de una relación en la que los protagonistas a penas se tocan. Sin duda es una de esas novelas que hay que leer este año, y releer el año que viene.”  (Iñaki Echarte Vidarte, escritor)

“novela breve – o relato largo: escojan ustedes- que tan bien se ajusta a los rasgos de la Novelle alemana y francesa. Novelle en la que, como exige el género, no pasa apenas nada -en realidad, vivir es algo muy parecido…- y, sin embargo, las emociones se suceden en ella formando un tejido tan espeso que resulta imposible no identificarse con el protagonista-narrador de este libro que parece escribirse a sí mismo y que, en un acto impúdicamente cervantino, nos cuenta su propio proceso creador” (Fernando J. López, escritor)

“Serrano ha escrito un libro hermoso de verdad, con una prosa sencilla y precisa y una ternura que conmueve de principio a fin. Su mirada inteligente y limpia nos lleva por Birmania y por los recovecos del amor no correspondido con una magnífica elegancia y de paso dignifica la literatura epistolar tan denostada en estos tiempos de chats y mensajes cortos, y viene a demostrarnos que las mejores cartas son, casi siempre, las que el destinatario nunca recibirá. Por fortuna para nosotros, al menos ha decidido compartir la carta, cuento largo, novela o lo que sea con todos nosotros” (Susana Hernández, escritora)

“Intentar describir lo que sentí leyendo esta novela no es sencillo. En primer lugar, porque no es una novela al uso y, en segundo lugar, porque nunca antes había leído una novela de este tipo. Tras leer el que para mí es uno de los más espectaculares principios de una novela, digna de un auténtico malabarista de las letras, jamás imaginé que la historia que se iba a desarrollar delante de mis ojos podría despertar ciertas sensaciones y sentimientos en mi interior. Me sentí transportado a Birmania y viajé junto al narrador y protagonista por sus parajes; ahora siento como si de verdad hubiera estado allí, y eso es gracias al virtuosismo que demuestra José Luis Serrano describiendo lugares y escenas, sensaciones, momentos, costumbres, personas. Incluso me sorprendí en algunos momentos, siendo como soy heterosexual, enamorándome de aquel chico birmano que jugaba con su pelotita de ratán en un patio azotado por el monzón frente a la ventana de mi habitación de hotel. No es una novela sencilla, ni para todos los públicos, pero no me cabe duda de que, para el que la sepa afrontar sin prejuicios, disfrutará de una auténtica Fuera de Serie.” (Daniel Estorach, escritor. Proyecto Fuera de Serie)

“He disfrutado y a la vez lo he vivido con cierta angustia, creo que retratas muy bien esa situación de amor no correspondido, de incapacidad de hablar y negociar sentimientos que tenemos los hombres, de miedos a pasar cierta frontera en el deseo. Por un lado es un tipo de situación que me da cierta rabia, la idea de enamorarse de alguien sin que haya signos de correspondencia, y sobre todo de un presunto hetero…” (Javier Sáez, teórico queer)

“Léelo, y volverás a recordar lo que es enamorarse como cuando uno/a tenía solo veinte años y todo lo que importaba era esa gota de sudor corriendo clavícula abajo. Viajarás por Birmania en el coche destartalado y disfrutarás de cada minuto del camino. Se te llenarán los ojos de piel morena, de todos los colores de los longyi, de momentos de belleza congelada en el calor de la tarde birmana. Sonreirás y te emocionarás. Pero, sobre todo, sentirás. José Luis Serrano te atrapará en Birmania, junto al hermoso birmano, y llorarás cuando tengas que regresar a Madrid. Te lo garantizo.” (Marisa Rubio, escritora)